miércoles, 30 de octubre de 2013

El drama : el individuo versus la sociedad

Desde La última carcajada ( 1924) de Murnau el drama ha estado siempre presente, con contenidos psicológicos, sociales , culturales. El cine de todos los continentes le han dado el lugar privilegiado, con directores como Orson Wells, Martin Scorsese, Stanley Kubrick, Roman Polanski, Francois Truffaut,  Kristof Kieslowski , Tian Zhuangzhuang, Milos Forman, Vittorio de Sica, Tony Richardson, Wim Wenders, etc.
¿Qué es el drama ? El drama es la representación concentrada y simbólica de las tensiones psicológicas y sociales que el ser humano experimenta en medio de las interacciones en las que se ve implicado. A diferencia de la tragedia y la comedia, el drama está abierto a lo imprevisible, se llena de variables contextuales y depende en gran medida de las condiciones externas, del entorno en el cual se ve inmerso el ser humano. El drama nace de la condición social del hombre, y todo lo que esta implica, los riesgos, las amenazas, las responsabilidades. A menudo, en el drama hay una tensión manifiesta y actuante entre el ser interno de uno, con sus deseos y temores genuinos y el ser social que se debe a reglas y convenciones.
El drama, en el teatro o en el cine, es el espectáculo de la crisis que concentra simbólicamente esta tensión esencial. La historia del drama cinematográfico es sustantiva ; cada película puede escoger un ángulo desde el cual abordar el mapa de las vivencias dramáticas pero siempre se trata del individuo versus la sociedad.
Escogeremos para ilustrar la problemática del drama cinematográfico la película de Margarethe von Trotta “ Hannah Arendt” , sobre la filósofa alemana autora del libro  ‘Eichmann en Jerusalén’. Adolf Eichmann, el líder nazi , responsable del proyecto de la “ solución final” , fue juzgado en 1961 en Jerusalén.  La revista The New Yorker envió a Hannah Arendt como corresponsal. Esta,  una filósofa judía de origen alemán exiliada en Estados Unidos, conocida en aquel momento por el libro “Los orígenes del totalitarismo”, redactó una serie de artículos que luego fueron publicados como libro, subtitulado “Sobre la banalidad del mal”. Hubo muchas protestas por parte de  asociaciones judías estadounidenses e israelíes.
Hannah Arendt - La banalidad del mal

Hannah Arendt. Pensar apasionadamente 1/4


El malentendido sobre Hannah Arendt / por Monika Zgustova
“Tres fueron los temas de su ensayo que indignaron a los lectores. El primero, el concepto de la “banalidad del mal”. Mientras que el fiscal en Jerusalén, de acuerdo con la opinión pública, retrató a Eichmann como a un monstruo al servicio de un régimen criminal, como a un hombre que odiaba a los judíos de forma patológica y que fríamente organizó su aniquilación, para Arendt Eichmann no era un demonio, sino un hombre normal con un desarrollado sentido del orden que había hecho suya la ideología nazi, que no se entendía sin el antisemitismo, y, orgulloso, la puso en práctica. Arendt insinuó que Eichmann era un hombre como tantos, un disciplinado, aplicado y ambicioso burócrata: no un Satanás, sino una persona “terriblemente y temiblemente normal”; un producto de su tiempo y del régimen que le tocó vivir.
Lo que dio aun más motivos de indignación fue la crítica que Arendt dispensó a los líderes de algunas asociaciones judías. Según las investigaciones de la filósofa, habrían muerto considerablemente menos judíos en la guerra si no fuera por la pusilanimidad de los encargados de dichas asociaciones que, para salvar su propia piel, entregaron a los nazis inventarios de sus congregaciones y colaboraron de esta forma en la deportación masiva. El tercer motivo de reproches fueron las dudas que la filósofa planteó acerca de la legalidad jurídica de Israel a la hora de juzgar a Eichmann.
De modo que lo que esencialmente provocó las críticas fue la insumisión: en vez de defender como buena judía la causa de su pueblo de manera incondicional, Arendt se puso a reflexionar, investigar y debatir. Sus lectores habían esperado de ella un apoyo surgido del sentimiento de la identidad nacional judía y de la adhesión a una causa común, y lo que recibieron fue una respuesta racional de alguien que no da nada por sentado. En palabras de Aristóteles, en vez de limitarse a ser una “historiadora”, Arendt se convirtió en “poeta”.
Sus adversarios llegaron a ser muchos; el filósofo Isaiah Berlin no quería ni oír hablar de ella, y el novelista judío Saul Bellow afirmó que Arendt era “una mujer vanidosa, rígida y dura, cuya comprensión de lo humano resulta limitadísima”, aunque otra conocida escritora, Mary McCarthy, publicó en Partisan Review un largo ensayo en apoyo de Eichmann en Jerusalén. Así, el libro de Arendt generó en los sesenta toda una guerra civil entre la intelectualidad neoyorkina y europea.”
El drama presentado por la realizadora alemana Margarethe von Trotta  recoge escenas del juicio en Jerusalén, extraídas de los archivos y otros documentos, de la estancia de Eichmann en Jerusalén, para volver a plantear el tema de  la “banalidad del mal”, conforme al cual, así como Arendt lo había subrayado,  muchos malhechores pueden ser personas normales, gente corriente que renuncia a pensar una vez que se adapta a parámetros ( macronarrativas, reglas, paradigmas).
Se enfoca el exceso  en el seguimiento de las reglas, a lo establecido,  debido a la  incapacidad de cambiar, por lo tanto de adaptarse a nuevas condiciones. Arendt resaltó en el libro  la rebelión de Eichmann contra las órdenes de Himmler quien, al aproximarse la derrota, recomendó un mejor trato a los judíos, mientras que Eichmann “se esforzó por hacer que la solución final lo fuera realmente”, escribió Arendt.
La filósofa mostró a Eichmann como un burgués solitario, con una vida intrascendente que optó por  la ideología nacionalsocialista que se convirtió en su marco referencial mental y lo aplicará hasta el final, como único conjunto de contenidos sin posibilidad de cambio. “Lo que quedó en las mentes de personas como Eichmann”, dice Arendt, “no era una ideología racional o coherente, sino simplemente la noción de participar en algo histórico, grandioso, único”.
El drama alcanza valores universales, al implicar al ser humano como elemento dependiente al 100% de un marco cultural ideológico, no impuesto sino aceptado, requerido, por falta de libre albedrío e capacidad de pensar y reaccionar ante  las condiciones cambiantes de la existencia. Al vivir completamente dependiente de un conjunto de valores colectivos, el individuo puede transformarse en un individuo solitario por excelencia , peligroso para la comunidad, enemigo de la misma.
La ´película se construye a partir de esta visión. Recibió varios premios : 2012: 2 Premios del Cine Alemán: Mejor actriz (Sukowa) y mejor película de plata; 6 nom.2012: Festival de Valladolid - Seminci: Espiga de Plata; 2012: Festival de Tokyo: Sección oficial.
Estrenos de Cine: Hannah Arendt

Hannah Arendt Película 2013. 4 Reflexión sobre la banalización del m

¿ Qué momentos nucleares de intensidad dramática podrían identificarse en la película ?
Mihaela Radulescu/28 de octubre del 2013