lunes, 23 de mayo de 2016

El lenguaje cinematográfico y la pintura

Mihaela Radulescu/22.05.16
El lenguaje cinematográfico y la pintura comparten los recursos y las estrategias de la generación de sentido a través de la composición, enfocada desde la estética y desde las estructuras del lenguaje cinematográfico.
En el nivel estético, en la interacción entre la  intención de representación – significación de un mundo enfocado desde sus sentidos, el contenido de ideas y la expresión de los  valores que los contenidos extraen del contexto, la relación entre la pintura de Francis Bacon y la película de Bernardo  Bertolucci  “ El último tango en Paris “, es una relación emblemática para la multiplicación de los niveles en que puede funcionar.




 “La influencia pictórica de Bacon se asume en la película como una modalidad expresiva que rompe con cualquier concesión a una trama definida y meditada en la elaboración del discurso narrativo. La estética de la incomunicación se convierte en un más allá de lo comunicable cuando la invención de los pasados, la agresividad, la vacuidad de los diálogos, el instinto carnal, el grito exploran márgenes donde lo indefinible comunica ahora más que cualquier lógica discursiva.

    Los lienzos de Bacon declaran una lucha inherente al ser humano entre la racionalidad de las convenciones socioculturales y una búsqueda hacia la comprensión de la propia existencia a través de pulsiones instintivas, aparentemente reprimidas: la promiscuidad, el desequilibrio emocional, la tentación del suicidio, la voluntad del asesinato o la obsesiva compulsión de la persecución. Esa temática, más allá del significado lingüístico, es la que predomina en la obra de Bertolucci.”
Francis Bacon y El último tango en París | Manuel García Pérez



 La misma fotografía, escenografía y montaje absorben de la pintura de Bacon modalidades connotativas:

“La estructura fragmentaria de la película que reconocemos en la frecuencia de primeros planos y planos detalle se asemeja a la visión poliédrica al mismo tiempo que difusa de los personajes baconianos. En la película, rara vez hay amplitud de espacios, sobre todo cuando los interiores, como los que observamos en Bacon, nos conducen a escenarios sin determinación geográfica o topográfica, con un cromatismo áspero y terroso, cuya desnudez no está exenta de una arquitectura laberíntica y claustrofóbica: la habitación alquilada, los baños, el salón de baile o los escuetos cuartos del motel.”
“Lo objetual también incide en esa opacidad de rostros y en esa indefinición expresionista de los perfiles. Todo es confuso; la fragmentación es casi pulverización o desintegración de la carnalidad en la estética de Bacon. Los vidrios esmerilados y translúcidos, los espejos rotos, un abrigo o un sombrero en el suelo, los silencios, las conversaciones espontáneas y sarcásticas, una navaja, un revólver en los bolsillos, tranvías y funiculares que recorren París -sin que el espectador conozca su destino- refuerzan esa analogía entre lo fílmico y lo pictórico.”
Francis Bacon y El último tango en París | Manuel García Pérez


Más allá de las relaciones mencionadas,  Bernardo Bertolucci utiliza dos cuadros de Francis Bacon directamente para ilustrar la secuencia  de créditos de la película:


Otros directores de cine  que entablaron vínculos particulares con la obra de Francis Bacon : David Lynch, David Cronenberg y Stéphane Sednaoui. ¡Encuentren estas relaciones ¡
O fotógrafos, como Antoine D’ Agata (1961, Marsella), un fotógrafo francés que captura en sus fotos películas inexistentes, pero que se asoman a través de sus imágenes: “ busca la narración, los detalles perdidos en el movimiento, la intensidad o las pasiones que te atrapan hasta vaciar toda la intensidad que llevas dentro” http://www.rafaelroa.net/blog/2012/05/antoine-d-agata-francis-bacon-el-tiempo.html




 “Veo en algunas obras de Francis Bacon, las fotografías de Antoine D’Agata, los mismos mundos llenos de claroscuros, de subidas y bajadas continuas a los infiernos, de ese intento por alargar el instante del gozo o de las soledades. Siempre lo mismo, las relaciones con los fantasmas interiores nos arrastran a buscar esas formas humanas que se le parezcan. Los paraísos se pierden, las ilusiones, los sueños se desvanecen entre lágrimas de soledad, o se ahogan en el fondo de una botella. Nuestro cuerpo emite señales de alarma, y nuestro corazón se arrastra por la oscuridad para esconder su perdida. El tiempo, las oportunidades perdidas, las fusiones de los cuerpos, el deseo, los sentimientos, las derrotas y la galopante huida antes de que amanezca.” Rafael Roa



Francis Bacon, Man with dog, 1953

Pero la influencia se da en los dos sentidos. Bacon trabajó cuadros a partir de los encuadres fotográficos – cinematográficos de  Eadweard Muybridge , por el tratamiento del cuerpo, sobre todo las escenas de luchadores.


1 comentario:

  1. El cine, en búsqueda de una legitimación plástica y estética, reprodujo muchas pinturas, componiendo en muchas ocasiones filmes completos inspirados en las composiciones pictóricas de los grandes maestros de la pintura. En otras ocasiones, durante todo el siglo XX, los directores de cine se inspiraron en los grandes pintores, tanto para comprender las obras representadas como para reproducir ambientes y colores como para contar sus vidas, recrear sus argumentos y revivir sus formas de expresión.

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